NUEVO Villa Termal de Peñarrubia

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Villa Termal de Peñarrubia

Peñarrubia es un pequeño municipio, situado en la zona occidental de la Comunidad Autónoma de Cantabria, en la comarca de Saja-Nansa, fronteriza con Asturias. Se asienta en las estribaciones de los Picos de Europa, una de las cadenas montañosas más significativas de la región y cuenta con una población que ronda los 300 habitantes distribuida en siete localidades: Linares, que es la capital, junto con Caldas, Cicera, Navedo, Piñeres, Roza y La Hermida. Esta última es actualmente el núcleo más importante, tanto en número de habitantes como en actividad económica.

El paisaje de Peñarrubia está profundamente marcado por el desfiladero de La Hermida, una impresionante garganta labrada por el río Deva, que sirve como frontera natural de los Picos de Europa por el este y conecta el valle de Liébana con las montañas, siendo un paso fundamental en la geografía de la zona.

El siglo XIX trajo consigo dos importantes infraestructuras que transformarían la vida de la localidad cántabra. La primera fue la construcción de la carretera del desfiladero de La Hermida, cuyo trazado actual (N-621) sigue siendo el original, y la segunda la creación del Balneario de La Hermida, un complejo termal que, a pesar de estar cerrado en determinados momentos, ha sido uno de los principales atractivos del municipio.

Si bien una parte de la población sigue dedicándose a la ganadería, el turismo ha pasado a ser la actividad económica predominante. Aparte de las populares aguas termales del balneario, Peñarrubia también ofrece oportunidades para el turismo de pesca, gracias a los cotos salmoneros del río Deva, y el senderismo, con numerosas rutas que recorren los Picos de Europa.

La localidad también cuenta con un valioso patrimonio prehistórico. Entre los descubrimientos más notables destacan los restos hallados en 2015 en la cueva Áurea y el conjunto megalítico del Collado de Las Llaves, que incluyen menhires y dólmenes de aproximadamente 5.000 años de antigüedad, lo que añade un interesante componente arqueológico a su espléndida naturaleza y a su oferta turística.

NOMBRE DEL MANANTIAL
—

CAUDAL
8 l/s

TEMPERATURA
55-60ºC.

TIPO DE AGUAS
Hipertermales clorurado sódicas muy mineralizadas

INDICACIONES

Aparato locomotor: artrosis, reumatismos en general, fibromialgia
Afecciones de la piel: psoriasis, dermatitis
Enfermedades respiratorias: asma, bronquitis crónica. EPOC
Estrés , cansancio , agotamiento
En patología infantil: retrasos en crecimiento, astemia, agotamiento, convalecencias…

USO DEL AGUA MINEROMEDICINAL
Balneario La Hermida

PUNTOS DE INTERÉS

Balneario de La Hermida

Hasta 1841, las fuentes minerales de La Hermida pertenecían al Valle de Peñarrubia y estaban expuestas a la intemperie, sin ninguna protección frente a las crecidas del río Deva. En aquella época, la única instalación disponible para el baño era una cueva cercana, donde los enfermos se sumergían en sus aguas. Ese mismo año, se construyó un muro para evitar que el río inundara los manantiales durante las crecidas, y poco después se levantó una casa de baños junto a ellas, con dos pisos: el inferior destinado a los baños y el superior, a hospedería.

En 1880, se erigió el edificio actual, que incluyó una magnífica galería de baños. Al año siguiente, se añadió una nueva y espaciosa casa de huéspedes, de proporciones notables, situada en la única explanada del desfiladero, en la margen derecha del río Deva, que la separaba de la carretera general.

Tras años de abandono durante el siglo XX, el balneario renació a comienzos del siglo XXI gracias a una remodelación integral de sus instalaciones, convirtiéndose en un moderno establecimiento que aplica las técnicas balnearias más avanzadas.

Las aguas mineromedicinales de La Hermida brotan de manera natural de tres manantiales a una temperatura de 60 °C, y por su composición, se clasifican como aguas clorurado-sódicas de alta mineralización.

Mirador de Santa Catalina

Ubicado a 600 metros de altura sobre la parte baja del desfiladero de La Hermida, el mirador de Santa Catalina, situado en el monte Hozarco dentro del municipio de Peñarrubia, ofrece algunas de las vistas más espectaculares del tramo más profundo de esta garganta esculpida por el río Deva a lo largo de los siglos, con impresionantes paredes de roca que alcanzan hasta los 1.000 metros de altura.

Este mirador panorámico se erige sobre las ruinas del castillo altomedieval de la Bolera de los Moros, una fortificación estratégicamente emplazada para controlar el paso por el desfiladero. El castillo se ubicaba en un alto rellano que conectaba con el histórico camino que unía Carmona y La Hermida.

Para acceder al mirador, es necesario tomar un pequeño desvío entre los pueblos de Cicera y Piñeres. El sendero atraviesa un encantador bosque que conduce a este lugar único, donde es posible disfrutar de unas vistas inigualables de la naturaleza en contacto directo con la historia de la región.

Senda Mitológica del Monte Hozarco

Se trata de un curioso recorrido en pleno desfiladero de La Hermida, que invita a sumergirse en las leyendas y mitos de la región mientras se disfruta de un entorno natural espectacular. Este sendero está ambientado en el monte Hozarco y combina la riqueza del paisaje con la magia de antiguas historias cántabras.

A lo largo del trayecto, los visitantes se encuentran con esculturas de seres mitológicos como el Ojáncano, un gigante malvado que habita los bosques, o la Anjana, un hada bondadosa protectora de la naturaleza. Estas figuras dan vida a las leyendas cántabras, ofreciendo una experiencia única de conexión con la mitología local.

El sendero ofrece vistas impresionantes del Desfiladero de la Hermida y de los Picos de Europa, lo que lo convierte en una experiencia tanto cultural como paisajística. Es apto para todos los públicos y está pensado para disfrutar en familia, proporcionando un paseo relajado con elementos educativos que destacan el valor de las tradiciones orales y el entorno natural.

Ermita de Santa Catalina

La ermita de Santa Catalina se encuentra estratégicamente ubicada entre las localidades cántabras de Piñeres y Cicera, en un cruce de caminos, justo al pie de la subida al mirador del mismo nombre. Se trata de una propiedad privada y destaca por su arquitectura sencilla y rústica, con una planta rectangular alargada. Su estructura cuenta con una cubierta de madera y teja árabe a cuatro aguas, sin ningún tipo de ornamentación o espadaña, lo que acentúa su carácter austero. La ermita está compuesta por un porche enrejado que da acceso a una nave única, y una pequeña capilla adosada, más estrecha, separada de la nave principal mediante un arco de medio punto. En el zaguán de entrada, protegido por rejas, se encuentra una inscripción casi ilegible que hace referencia a una rehabilitación realizada entre los siglos XIX y XX.

Torre de los Linares o del Pontón

La Torre de los Linares, también conocida como la Torre del Pontón, es el principal referente monumental del municipio de Linares y está catalogada como Bien de Interés Cultural (BIC). Este imponente edificio medieval es uno de los mejores ejemplos del patrimonio histórico de Cantabria occidental, representando el poder feudal de su época y destacando la relevancia estratégica de esta zona de la cordillera Cantábrica durante la Edad Media.

La torre ha sido restaurada para preservar su aspecto original, permitiendo a los visitantes experimentar la atmósfera de su época de mayor esplendor, entre finales del siglo XIV y el siglo XV. Por aquella época, servía como residencia del Señor de Linares, un noble que dominaba el valle de Peñarrubia y que simbolizaba el control feudal en la región. Este señorío estaba respaldado por un sistema defensivo compuesto por tres torres: la Torre del Pontón, la Torre de Piedrahita, ubicada a unos 500 metros de distancia, y la Torre de Verdeja, en el barrio homónimo de Linares.

La Torre de Linares presenta una estructura robusta de planta cuadrada, con lados de aproximadamente 9 metros. Sus muros, construidos en piedra arenisca, tienen un grosor de 80 centímetros, lo que refuerza su carácter defensivo y su importancia como símbolo del poderío medieval en la zona.