Al norte de la provincia de Cáceres, en el privilegiado entorno del Valle del Ambroz, se encuentra la localidad de Baños de Montemayor, punto de inicio de la ruta extremeña de la Vía de la Plata. Este pintoresco pueblo, conocido por su tranquilidad y hospitalidad, es un destino ideal para quienes buscan disfrutar del termalismo y el turismo de naturaleza. Su historia termal tiene más de 2.000 años pues se remonta a la época romana, gracias a sus aguas minerales y termales, que brotan abundantes en la zona.
Fueron los romanos, expertos en construcción, los que crearon la calzada que atravesaba el centro de la localidad. Dicha calzada formaba parte de la denominada Vía de la Plata con lo que la localidad gozó de considerable pujanza económica. Aunque la Vía perdió relevancia económica tras la Edad Media, la localidad resurgió en el siglo XVIII con la revitalización de su balneario.
La década de 1920 marcó un hito en la historia de Baños de Montemayor con la construcción del Gran Hotel, que rápidamente ganó fama y se convirtió en un destino famoso entre la élite política y cultural de la Segunda República. Hoy en día el hotel sigue siendo gestionado por la tercera generación de la misma familia, manteniendo parte del encanto de su época dorada.
Baños de Montemayor se ha consolidado plenamente como una villa termal, donde gran parte de su economía está centrada en la actividad balnearia. Con una población de unos 800 habitantes, la localidad cuenta con más de 1.200 camas distribuidas en una veintena de establecimientos hoteleros, complementados por una variada oferta de restaurantes, cafeterías y tiendas de artesanía local. El Edificio Polivalente Bulevar de Baños alberga el centro de interpretación del patrimonio histórico, donde se destaca su intensa historia balnearia. Por su parte el barrio del Castañar conserva la esencia del Baños más tradicional, con magníficos ejemplos de arquitectura popular en sus callejuelas y acogedores rincones.
En 1933, tras varias ampliaciones y mejoras, las aguas termales pasaron a ser propiedad de los vecinos, creando la Junta Protectora del Establecimiento encargada de su gestión. La propiedad comunal de sus balnearios es una característica única. Basta con residir seis meses en el municipio para formar parte de Probaños, la Asociación de Propietarios del Balneario, gestionada por una Junta Rectora elegida cada cuatro años por los propios vecinos.
Desde el ayuntamiento se promueven numerosas actividades de dinamización turística con una amplia información sobre senderismo, patrimonio y actividades culturales.